Escribir es fuente de inspiración
Todos deberíamos escribir, y a ser posible, sobre papel. Porque la invención de la escritura es el punto de referencia que los historiadores toman como frontera entre la prehistoria y la historia. Porque aprender a escribir es, para un niño, un momento fundamental del desarrollo de su espíritu. Así pues, procuremos, una vez adultos, no desaprender a escribir. Escribir para recordar, para transmitir. Escribir para avanzar, planificar, organizarse, actuar. Escribir
para plasmar en el papel lo que tenemos en mente. O escribir, simplemente, por el placer de representar, de dibujar. El acto de escribir no pertenece únicamente a los escribas y a los escritores sino a todos aquellos que desean comunicar o plasmar algo : se puede escribir una palabra, una nota, una carta, un mensaje, una lista de tareas, un libro... Trazar letras es la acción que nos permite establecer el enlace entre el cerebro y la página, entre la idea y la
acción. Aunque como todo requiere un poco de práctica, poco a poco la idea acude escribiendo.
Ciertamente, escribir, sobre todo a mano, ayuda a estructurar y dar forma al pensamiento. Aun diría más : escribir es un deber ; escribir con un lápiz, sobre un papel, no únicamente mediante el teclado. No solo para nosotros, que
amamos el papel y conocemos su importancia puesto que trabajamos en este sector, sino para todos los seres humanos, escribir debería ser un acto de resistencia frente a la pérdida de materialidad general que asalta nuestro siglo. Si queremos defender el papel, hemos de utilizarlo para escribir a nuestros amigos, a nuestros hijos, a nuestros padres o a nuestros colegas. Vuelvo aquí a uno de mis principios : la búsqueda continua del equilibrio. Efectivamente, las nuevas tecnologías posibilitan avances espléndidos, pero no permitamos que se conviertan en el único centro de atención de nuestras vidas. Hagamos el esfuerzo de levantar la cabeza y coger de vez en cuando un bolígrafo, un instrumento de música, una herramienta de jardín, un pincel, con el fin de confeccionar nosotros mismos un pedazo de realidad.
Curiosamente, escribir sobre una hoja de papel nos ayuda a entender la diferencia entre las cosas virtuales y las cosas reales. Las hojas de los árboles pueden caer, descomponerse, reciclarse, incorporarse de nuevo al ciclo de vida y volver a crecer. Las hojas de papel también, ¡aprovechémoslo !
En varias lenguas se utiliza la misma palabra para designar la hoja de un árbol y una hoja de papel : hoja, feuille, foglio, sheet, Blatt…
Interesante paralelismo. Una vez más, podemos inspirarnos en la naturaleza que sabe, entre una estación y la siguiente, regenerarse, eliminar, renacer constantemente. Encontremos como ella el justo equilibrio entre raíz y novedad.
Queridos lectores, ¡os deseo pues un feliz verano lleno de inspiración !
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