Hoy es un día feliz. Llevamos 25 años trabajando en la gestión medioambiental, pero desde hace cinco o seis años se está produciendo realmente una transformación fantástica hacia una sociedad sostenible. La inauguración de la planta de pasta de Södra es mucho más que la inauguración de una fábrica : es un hecho que nos hace partícipes de esta transición
». Estas fueron las palabras de uno de los responsables de la compañía sueca Södra durante
la inauguración de su planta de pasta de Värö, el pasado 30 de septiembre. « Tenemos que prescindir de la energía fósil antes de 2030. Por supuesto, queda aún mucho trabajo por hacer, especialmente en el tema del transporte, y para ello hemos de trabajar conjuntamente con el sector del transporte y con los políticos. La tecnología siempre tiene que ir de la mano de la política », declaró Lars Idermark, presidente y CEO de la compañía. El sector del papel ha demostrado que se toma muy en serio la cuestión de la sostenibilidad y este compromiso se nota en todos los actores de nuestra industria. Innumerables plantas de celulosa y empresas papeleras buscan optimizar su uso de las materias primas, reducir el consumo de energías
fósiles y de agua y controlar sus efluentes, todo ello en línea con unos estándares internacionales cada vez más estrictos. Los proveedores e investigadores también trabajan en esta dirección, como vemos en este número de El Papel a través de interesantes artículos del dossier especial sobre tratamiento de aguas. Las instituciones y asociaciones papeleras
situaron hace ya mucho tiempo la sostenibilidad, la economía circular y las biotecnologías en el centro de sus prioridades. Del mismo modo, los consumidores estamos cada vez más concienciados, tal como revela la actualización 2016 de la memoria de sostenibilidad de ASPAPEL o la entrevista al director de la plataforma La bolsa de papel publicadas en estas páginas. Menos de un año después del histórico Acuerdo de París firmado a finales del año pasado por 195 países en la COP21, se celebraba la cumbre COP22 en la que se dio paso a la acción. El jueves 17 de noviembre, los representantes de los socios del acuerdo emitieron la Proclamación de Marrakech. La comunidad internacional ha llamado a un « compromiso político máximo contra el calentamiento global y apela a reforzar la cooperación » para reducir la brecha entre las actuales emisiones de gas de efecto invernadero y lo que se debería
hacer para limitar el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados. « La dinámica a favor de la lucha contra el calentamiento es irreversible ; no está alimentada solo por los gobiernos sino también por la ciencia, las empresas y las acciones mundiales a todos los niveles », añade el texto. Y, tal como indicó Ulrika Aarnio, portavoz de la red de acción por el clima, « la economía real suele reaccionar más rápido que los gobiernos ». Es realmente desolador que algún político irrumpa en esta magnífica dinámica con palabras de desprecio.
Pero, como dice Aarnio, « Más de un centenar de países han ratificado ya el Acuerdo de París, y ese impulso va a continuar, al margen de quién sea el presidente de los Estados Unidos ». Tengamos la fuerza, tanto ciudadanos como empleados y responsables de empresas, de confirmar este compromiso con la protección del planeta, no solo por ser absolutamente prioritario para generaciones presentes y futuras, sino porque la economía baja en carbono tiene un potencial técnico y de negocio extraordinario, como nos lo está demostrando la
industria papelera.
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